Por lo general la gente tiene miedo de cocinar un soufflé porque es uno de esos platos que pierde estética con mucha facilidad. Es algo angustiante ver como todo el esfuerzo puesto en la preparación se achata con tanta rapidéz. Aunque el sabor sea genial es lindo que salgan gorditos como los que aparecen en los libros de gastronomía francesa.
Pero bueno, hay que hacer el intento y en un par de veces ya se aprende la técnica y las mañas.
Esta es una muy buena receta para tomar de base y cambiarle el gusto, se pueden usar choclos, zanahorias, remolachas, varios tipos de quesos, etc.
Eso sí, tengan en cuenta que es un plato que no espera, tienen que estar todos en la mesa listos para comer.
Ingredientes:
10 gr de manteca
140 gr de verduras cocidas y picadas, yo usé espinaca y brócoli
1 y 1/2 cucharada de harina
125 cc de leche
nuez moscada rallada
2 yemas
2 claras
40 gr de queso fontina
pan rallado
Primero hay que preparar la base, de acá parten todas las recetas siempre que hagamos un soufflé salado.
Ni más ni menos que una salsa blanca o bechamel.
Poner en una cacerola la manteca, derretirla y dejarla hasta que tome un color dorado intenso. Agregar las cucharadas de harina y formar una pasta. Cocinar un minuto y luego agregar de a poco la leche batiendo energicamente para que no se formen grumos. Salar y condimentar con nuez moscada.
Una vez fuera del fuego agregar las yemas, el queso y la verdura. Mezclar bien.
Batir las claras a nieve y agregarlas con movimientos muy suaves a la preparación anterior.
Preparar los moldes, enmantecarlos y espolvorearlos con pan rallado.
Precalentar en horno por 10 minutos, y bajar a fuego medio para la cocción.
Llenar los moldes hasta un poco más de la mitad, van a crecer bastante en volúmen.
Cocinar los soufflés por 15 minutos si son moldes individuales ó el doble si es un molde grande.
Por ninguna razón abrir el horno antes de tiempo, el mínimo cambio de temperatura los tira para abajo.
LLevarlos a la mesa recién saliditos del horno.
